Son comúnmente recetados contra la famosa “depre” y parece que terminan haciendo más mal que bien. Esto se desprende de un estudio en el cual, los investigadores examinaron el impacto de estos medicamentos en todo el cuerpo.
“Tenemos que ser mucho más cautelosos en cuanto al uso generalizado de los antidepresivos”, dice Paul Andrews, biólogo evolutivo de la Universidad de McMaster y autor principal del artículo, publicado en la revista Frontiers in Psychology.
“Esta es una noticia muy importante, porque a millones de personas se les receta antidepresivos, y hasta ahora todo lo que se sabia acerca de estas drogas es que eran seguras y efectivas.”
Los antidepresivos fueron diseñados para aliviar los síntomas de la depresión al aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, donde se regula el estado de ánimo. La gran mayoría de serotonina que el cuerpo produce, sin embargo, se utiliza para otros fines, incluyendo la digestión, la formación de coágulos sanguíneos cuando te lastimas, la reproducción y el desarrollo.
Y ahí es donde se pudre todo, porque los investigadores descubrieron que los antidepresivos tienen efectos negativos para la salud en todos los procesos que “normalmente” son regulados por la serotonina.
Por ejemplo:
* Los problemas de desarrollo en niños.
* Los problemas con la estimulación sexual y la función y el desarrollo de los espermatozoides en los adultos.
* Problemas digestivos tales como diarrea, estreñimiento, indigestión e hinchazón.
* Sangrado anormal y accidentes cerebrovascular en ancianos.
Andrews dice. “La mayoría de estas pruebas ha estado a disposición del público, durante años y nadie se ha tomado el trabajo de analizar esta cuestión fundamental.”
En investigaciones anteriores, Andrews y sus colegas habían cuestionado la efectividad de los antidepresivos, encontrando que los pacientes eran más propensos a sufrir una recaída después de dejar de tomar estos medicamentos como resultado del cerebro trabajado para restablecer el equilibrio. Y es importante analizar críticamente su uso continuado.
“Esto podría cambiar la forma en vemos a los fármacos más importantes”, y agrega. “Se tiene un beneficio mínimo, y una larga lista de efectos negativos – algunos pequeños, otros raros y otros no tan raros”.
La pregunta es: ¿sentirse mejor por un rato vale la pena?
Fuente: RedOrbit
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