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Diputado Justo Orozco |
El diputado evangélico Justo Orozco, feroz opositor a los derechos LGTB y autor de declaraciones ofensivas contra las personas homosexuales, ha sido nombrado presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de Costa Rica, órgano que decide el progreso de los posibles proyectos de unión entre personas del mismo sexo.
Orozco, diputado de Renovación Costarricense, se ha caracterizado en el pasado por sus declaraciones profundamente homófobas. Pero no hace falta remontarse demasiado para comprender el profundo calado de sus opiniones discriminatorias. Basta con reproducir algunas de las frases que pronunció esta pasada semana en un chat organizado por el diario La Nación, un día antes de asumir su nueva posición, y en el que participó junto a la Defensora de los Habitantes, Ofelia Taitelbaum, que afortunadamente rebatió muchas de sus opiniones. (Recomendamos, en cualquier caso, leer el texto íntegro):
“La homofobia es un mito, la discriminación real contra homosexuales no existe dado que, como ya mencioné antes, gozan de todos los derechos fundamentales como cualquier ciudadano. La intolerancia se da cuando se ataca sistemáticamente sin argumentos a un individuo o a un grupo, la defensa firme de los valores no es homofobia ni intolerancia, es razón”.
“Creo que esta población homosexual no se puede quejar en el país donde vivimos. Acá no se les persigue, tienen oportunidad de estudio, de progreso, de trabajo, ni siquiera nadie los molesta, ni siquiera yo los puedo identificar. En realidad tienen libertad, cada persona es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo, no los andamos persiguiendo, tienen esa libertad, que no se da en otros países, y aquí se respetan esos derechos. Discriminación en Costa Rica sinceramente yo no la veo”.
En respuesta a un lector gay que como trabajador que paga Seguridad Social reclama una total igualdad en derechos, Orozco responde: “No, él tiene todos los derechos, el problema es asegurar a otra persona, sería un poquito más carga, no tengo por qué juzgar. Estamos en un país que tiene religión oficial y yo juré ante la Constitución defenderla, y la religión oficial que se basa en los principios bíblicos, maneja con excelencia la figura del matrimonio, creo que la constitución como dice hay que respetarla. Tiene sus derechos como asegurado, el problema es que a través de esos derechos personales, se los quiera transferir a otras personas que no sean sus hijos o su esposa”.
“Yo siempre he buscado los modelos y apelo a mi experiencia educativa. Yo he luchado y por eso me hice abogado, ver ese modelo que establece nuestra constitución, tengo que respetar la constitución, la familia es el sustento en la sociedad y se inspira y se fortalece con la figura del matrimonio. Yo aspiro a que esos irresponsables que andan procreando hijos y dejando mujeres botadas, capacitar esos hombres para buscar esos modelos, porque los niños ocupan el estereotipo de un hombre para que se haga hombre y de una mujer para que se haga mujer, eso de que se hacen o nacen no es contundente. Eso es discutido y la ciencia no ha definido si uno nace con esas tendencias. Yo conocí a un joven de 20 años, profesional, educado, bien parecido, que a los 20 años murió de sida, y eso encarece los tratamientos para que los pobres que sufren de cáncer reciban sus tratamientos“.
Preguntado sobre cual sería su reacción si tuviera un hijo o un nieto homosexual, Orozco responde: “Ya mis hijos son adultos y ya soy abuelo y están casados; con los nietos, que Dios me libre de eso”.
“Los países son soberanos y la mayoría no acepta la homosexualidad como un derecho humano. Y por la duda, denme derecho a ejercer, no estoy ni instalado, dejen comenzar y verán que con Justo Orozco las cosas van a caminar”.
Preguntado sobre si tiene pensado reunirse con grupos LGTB, Orozco responde: “Lo tengo agendado, se hará una vez que la comisión establezca la prioridad de los temas y yo quiero abordarlos todos. Yo gano y pierdo y soy valiente. No le temo a nadie porque mi único jefe es Dios”.
La situación de los derechos LGTB en Costa Rica
Costa Rica, un país que años atrás era ejemplo de progreso y modernidad en América Latina, parece vivir en estos momentos una involución conservadora, al menos por lo que a la discusión de los derechos LGTB se refiere. Costa Rica fue, por ejemplo, uno de los estados que en su momento se negó a suscribir en Naciones Unidas una declaración a favor de la despenalización universal de la homosexualidad.
La llegada al poder de Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica desde mayo de 2010, marcó otro hito negativo en la lucha por los derechos LGTB. Chinchilla ya dejó claro, tras ser elegida, que estos no serían para ella una prioridad. “Tengo muchos otros proyectos que van a ser prioridad y que tienen un impacto mucho mayor y que abarca más que a un colectivo, por más respeto que le tengamos. Entonces, no va a ser prioridad. Punto”, llegó a decir. La presidenta electa también reafirmó su postura contraria a las uniones homosexuales tras reunirse con dos diputados que representaban a la comunidad evangélica, uno de ellos el propio Justo Orozco, elevado ahora a la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos.
Los sectores conservadores de Costa Rica, de hecho, se movilizaron muy activamente para celebrar un referéndum contra un proyecto de ley de “sociedades de convivencia” entre personas del mismo sexo, cuya organización la Sala Constitucional anuló finalmente en agosto de 2010. Un proyecto que llevaba años sobre la mesa y que finalmente quedó en vía muerta. Ello no ha impedido que con posterioridad se hayan planteado ante el Parlamento nuevos proyectos, uno de “sociedades de convivencia” cercano al anterior y otro de uniones de hecho, ninguno materializado todavía.
La presencia del diputado homófobo Justo Orozco al frente de la Comisión de Derechos Humanos supondrá, sin duda, un obstáculo más a su ya lenta tramitación.
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