Reveladora coincidencia la producida en Colombia. Apenas días antes de que la Corte Constitucional de ese país fallara que a las parejas del mismo sexo no se les puede restringir sus muestras de afecto en público, dos mujeres lesbianas que se despedían en una estación de autobuses vieron con otros usuarios y un agente de Policía les obligaban a abandonar la estación.
Ocurrió el pasado 21 de mayo en la estación de TransMilenio (la red de autobuses articulados de tránsito rápido de Bogotá) de Suba-Avenida Boyacá, en Bogotá. Los besos de despedida entre las dos mujeres llamaron la atención de otros usuarios, e inmediatamente un patrullero de la Policía se les acercó y les exigió mostrar sus identificaciones. “Le preguntamos por qué y contestó que necesitaba comprobar nuestros antecedentes”, explica una de las chicas, que no ha querido que su nombre aparezca en los medios. Según cuentan las jóvenes, una de las vendedoras de billetes les dijo que “lo que estábamos haciendo era prohibido en TransMilenio, además de constituir una falta de respeto con los pasajeros y, claramente, con el espacio público”. Finalmente el policía pidió a la pareja abandonar la estación.
“Eran manifestaciones de afecto, típicas de cualquier pareja en una situación semejante: únicamente besos y abrazos”, explica la pareja.”Este episodio nos ha afectado moral y psicológicamente, hasta el día de hoy, al punto de impedirnos trabajar normalmente y salir a la calle con tranquilidad”, comenta una de ellas.
El Sistema de Transporte ha asegurado que “no hay ningún tipo de restricción para estas manifestaciones de afecto, a menos de que se trate de un acto sexual. De lo contrario no debe haber ninguna sanción”. Por su parte, el comandante de Policía de TransMilenio, coronel Omar Pardo, ha argumentado que “una usuaria, que iba con un menor de edad, vio a las jóvenes dándose un beso y le solicitó al patrullero implicado hacer algo”. Según el coronel Pardo el uniformado se dirigió a la pareja “de manera respetuosa”. “Aprovechando la situación, hablé con los 350 auxiliares de TransMilenio y les expliqué que deben propender por la libertad de expresión, en dado caso deben hablar con la comunidad y explicarles que no hay ningún delito en estas manifestaciones de cariño”, ha añadido.
Según ha explicado Laura Weins, de la mesa LGBT de Bogotá, se trata de una situación habitual. “Es algo constante. Los derechos humanos son violentados para los LGBT, pero la población, por temor, no denuncia y quedan en la impunidad”, ha declarado.
Las víctimas de este tipo de episodios, que cuentan con el reciente amparo de la Corte Constitucional, deben denunciar este tipo de hechos. Pueden hacerlo -en el caso de Bogotá- ante la Personería o en los centros comunitarios LGBT