Se dice que el amor no reconoce convenciones ni estructuras sociales, y de eso podemos dar buena fe las personas LGBT. Sin embargo, el dicho también alcanza a otros aspectos, como el tema de la edad y los muchos prejuicios que todavía rodean a las parejas intergeneracionales, sobre todo si están conformadas por dos hombres.
Los autores Joe Thompson y Colt Spencer describieron acertadamente la situación en un reciente artículo publicado por Gay.net. Como suele suceder, en la comunidad heterosexual los roles están más definidos y, en el caso de una pareja intergeneracional, es a menudo la mujer quien ostenta los atributos de juventud y belleza, en tanto que el hombre maduro es valorado por su situación económica y su prestigio profesional, entre otras cualidades.
¿Pero qué sucede con las parejas intergeneracionales de hombres? En el mundo gay, juventud, belleza, posición económica y prestigio son atributos que suelen mezclarse, por lo que no es tan sencillo comprender qué posición ocupa cada uno, máxime si tenemos en cuenta que (incluso los gais) no estamos preparados culturalmente para aceptar a un hombre maduro “haciéndose cargo” de otro hombre más joven.
La cuestión es que, mientras que en el caso de los heterosexuales se da por supuesto que el hombre maduro desempeña el rol de “proveedor económico”, en las parejas de hombres molesta y causa rechazo, y afloran como un iceberg las implacables presuposiciones acerca de la situación financiera de cada miembro por encima de la foto sentimental.
Sin embargo, el terapista sexual Winston Wilde sostiene que “los estudios muestran que un tercio de las relaciones gais son intergeneracionales”; y agrega: “uno de los problemas más grandes entre dos hombres de similares edades es la competencia acerca de su situación financiera personal y el éxito de sus carreras profesionales, tensión que exacerba emociones negativas”. Este conflicto no existe en la pareja intergeneracional.
De acuerdo con Wilde, el acuerdo intergeneracional de alguna manera representaría un ordenamiento en la pareja gay porque, al estilo heterosexual, el hombre mayor representa solidez económica, estabilidad profesional y mejores conexiones; en tanto que el hombre más joven aporta vivacidad, cultura, conciencia contemporánea y vigor.
¿La inquietante pregunta que se nos cuela entre los huesos, después de leer esta defensa de la pareja gay intergeneracional, es qué sucede en el caso de aquellos hombres maduros que no han alcanzado una posición económica tan sólida como la que parecen describir estos autores? ¿Ustedes qué opinan? ¿El éxito de una pareja intergeneracional depende de la situación financiera del hombre mayor y de la belleza del menor?
Buenos Aires – (SentidoG)
Queens & Kings