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La Iglesia de Inglaterra condenó el martes la propuesta del gobierno británico de legalizar los matrimonios homosexuales civiles, alegando que dañará los estrechos vínculos que mantiene con el Estado desde hace cinco siglos.
En respuesta a una consulta lanzada por el gobierno sobre este polémico proyecto de ley, la Iglesia anglicana estimó que, si llegara a aprobarse, le despojaría de su derecho a registrar los matrimonios por cuenta del Estado.
"El lugar único de la Iglesia de Inglaterra en la actual ley matrimonial inglesa significa que las propuestas tendrán potencialmente un impacto muy significativo en nuestra capacidad de servir a la gente de este país como siempre hemos hecho", afirmó.
En el Reino Unido, contrariamente muchos otros países, los contrayentes que se casan por la Iglesia oficial no tienen necesidad de pasar también por el registro civil para darle validez legal.
Por ello la Iglesia considera que la aprobación de los matrimonios homosexuales provocaría un conflicto entre el derecho canónico -que considera que es solo entre un hombre y una mujer- y el derecho civil al introducir dos tipos de casamiento diferenciados.
El obispo de Leicester, Tim Stevens, recordó que la Iglesia anglicana respaldó en su momento la introducción de las uniones civiles y que defiende la "plena inclusión" de los homosexuales en la sociedad.
"Pero esto no equivale a una base para introducir una redefinición completa del concepto del matrimonio basado en un proceso de consulta que es, como mínimo, rápido", agregó calificando esta consulta de tres meses que termina el jueves de "insensata y desconsiderada".
La Iglesia anglicana estimó por otra parte que la propuesta plantea numerosos problemas "legales", puesto que autorizar a las parejas del mismo sexo sólo el acceso a los matrimonios civiles allana en camino para demandas judiciales por discriminación.
Según la ley vigente, cualquier residente legal tiene un derecho a casarse con alguien del sexo opuesto en una iglesia anglicana independientemente de su afiliación religiosa, y el párroco tiene el deber de celebrar y registrar el matrimonio.
Sin embargo, la Iglesia anglicana sólo celebra alrededor de una cuarta parte de todos los enlaces que se llevan a cabo en el país.
La legalización de los matrimonios homosexuales es una promesa de campaña de los liberaldemócratas, socios minoritarios de la coalición gubernamental liderada por el primer ministro David Cameron. Éste, aunque personalmente la ha respaldado, no sólo se enfrenta a la oposición de la Iglesia sino también a la de una parte de su partido conservador.
Antes de los anglicanos, las autoridades católicas británicas intensificaron en marzo su campaña contra el matrimonio homosexual, legalizado hasta ahora en una decena de países del mundo.