La Plata – (Diagonales) /
El proyecto “Educar para la diversidad sexual” funciona con talleres, visitas a boliches gay y concurrencia a marchas para disipar prejuicios
“En todos estos años tuvimos que sortear muchas trabas impuestas por las propias autoridades de la escuela, que en algún momento prohibieron nuestro proyecto. Hubo docentes que nos acusaron de impulsar una ‘escuela gay’”, mencionó a Diagonales Daniel Gustavo Benavides, profesor de Historia y uno de sus mentores.El “Proyecto Educar en la Diversidad sexual sin Homofobia, Lesbofobia, Bifobia ni Transfobia” funciona desde 2006 en el bachillerato para adultos de la Escuela Media Nº 20 (71 nº 275 entre 115 y 116) intentando despojarse de esos prejuicios que continúan en pie alrededor de la orientación sexual. Desde el entorno áulico, se trabaja entre docentes y alumnos a través de talleres y vivencias prácticas, como concurrir anualmentea las Marchas por el Orgullo Gay, al Mundial de Fútbol Gay o a boliches gay. Ayer proyectaron en la escuela la película argentina “Plan B”, que trata la temática de la homosexualidad.
Junto con Silvia Realini (profesora de Geografía) y Jésica Amann (docente de Bioseguridad), los factores que los impulsaron a forjar esta idea fueron principalmente dos. Por un lado, el caso de una alumna trans, que cada vez que era nombrada desde la lista de estudiantes era llamada por el nombre masculino, lo cual “era violento y molesto para ella”. Con trabajo e insistencia, se logró que se la incluyera en el listado de alumnos con su nombre en femenino y que también figure su identidad en su diploma de graduación. El otro factor que los motivó fue el uso del calificativo “puto” como un insulto muy frecuente entre los alumnos del establecimiento.
A partir de allí, a través de una encuesta temática, los docentes, en conjunto con alumnos interesados, identificaron los principales prejuicios instalados en esa comunidad educativa. “Si bien salió una predisposición favorable al casamiento igualitario y a la adopción de parejas del mismo sexo, descubrimos que la postura era la de ser políticamente correcto pero sin ir hasta el fondo, ya que cuando se les consultó si concurrirían a un boliche gay por el cumpleaños de un amigo, la mayor parte se negó rotundamente a concurrir a ese tipo de lugares”, detalló Benavides.
Así fue que en 2006 decidieron ir por ellos mismos a un boliche gay, para desmitificar esos supuestos que sobrevolaban en la escuela. Siempre en carácter voluntario, alumnos de entre 18 y 65 años concurrieron al ahora desaparecido boliche “Yulo”, que se emplazaba en 5 entre 49 y 50. Así también, en 2007, cubrieron el Mundial de Fútbol Gay en Buenos Aires. Desde 2008, concurrieron a las Marchas por el Orgullo Gay en Capital Federal y en La Plata, y en 2010, durante la sanción del Matrimonio Igualitario, concurrieron a los actos realizados en la Plaza Congreso, en Capital Federal.
Viendo en retrospectiva el camino que recorrieron desde que comenzaron hace cinco años, los responsables del Proyecto “Homofobia” distinguen una gran variación hacia una postura mucho más flexible por parte de directores, profesores y alumnos en torno a las temáticas de género.
El proyecto fue premiado por la Dirección General de Cultura y Educación en el marco del concurso “Escuelas por el bicentenario”, quedando preseleccionados como los 36 mejores de entre más de 1.000 trabajos, lo que les reportó sus primeros ingresos: 3.000 pesos para destinar al proyecto.
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