El vecino del norte está próximo a celebrar elecciones presidenciales. En este contexto, los derechos sexuales son un tema que los candidatos no pueden omitir. Hasta ahora no hay certeza sobre cuál será el impacto de las políticas en la materia impulsadas por el presidente Barack Obama en la búsqueda de su reelección.
El presidente Barack Obama ha abierto en el último tramo de su gestión la agenda política y social a temas de la diversidad sexual. Ha levantado la voz para apoyar abiertamente el matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho de adopción por parte de parejas lésbico, gays, bisexuales y de personas trans (LGBT). Asimismo, y también sin titubear, ha reivindicado el derecho de los militares y marinos homosexuales a no ser juzgados o limitados en su desarrollo si deciden vivir abiertamente su sexualidad.
Otras acciones contundentes de su gobierno en este tema han sido la eliminación de la discriminación en los programas de vivienda federales y el derecho de las personas LGBT a visitar a sus parejas en el hospital. Además, las oficinas federales tienen órdenes de no tolerar la discriminación por motivos de identidad de género; de hecho, ha habido nombramientos de personas LGBT en la rama ejecutiva y cargos judiciales.
En el trabajo consular, la política exterior de Estados Unidos ha puesto particular énfasis a las acciones que realizan defensores de derechos humanos, previendo cualquier intento por excluirles de la participación en el sistema internacional. En junio de 2011, cuando proclamó el mes de junio como el mes del desfile LGBT en los Estados Unidos, Obama dijo: “mi administración se une a la lucha contra el odio y la homofobia”.
Como parte de las políticas que ha enarbolado el gobierno estadunidense, el Departamento de Estado invitó a su país a un grupo de 19 periodistas para que conocieran con mayor precisión las propuestas desde el gobierno, pero también para observar la realidad que se vive en los Estados Unidos en diferentes espacios. La visita se llevó a cabo en junio y se denominó “A developing Narrative: LGBT Issues in the United States. A global Reporting Tour”, al que asistieron periodistas de África, América Latina, Asia y Europa de Este.
Reelección presidencial.
Un tema constante durante las conversaciones entre los periodistas y diversos activistas, diputados, militares, fundaciones, académicos, funcionarios públicos y medios de comunicación, fue la reelección presidencial, pues desde el visor internacional flota una duda: ¿qué tanto la defensa de un tema susceptible –como el LGBT– podría disminuir o elevar las posibilidades del presidente Obama para la reelección?
La pregunta casi siempre tuvo como referente datos frescos de la encuestadora Gallup. La apertura del presidente estadunidense y su equipo no le han restado popularidad, ya que las preferencias electorales desde que Obama habló por primera vez sobre el tema del matrimonio LGBT, no han mostraron declive. De hecho, en algunos casos han aumentado, particularmente en estados donde históricamente ha existido una mayoría republicana.
Es así que el 51 por ciento del país apoya su decisión sobre el matrimonio homosexual y el 45 por ciento está en contra. Entre los votantes independientes, un sector que puede ser el fiel de la balanza, hay más apoyo para su postura con 53 por ciento frente al 44 por ciento en contra.
La misma empresa informó en mayo de este año que el apoyo a los matrimonios homosexuales diverge mucho en función del segmento social e ideológico: 65 por ciento de los demócratas apoya la legalización. A favor están los ateos (88%), las mujeres (56), los jóvenes (66), los graduados universitarios (57) y los creyentes que no suelen ir a la iglesia (67). En contra están los hombres (42), los protestantes (38), las personas sin estudios (43) y los mayores de 55 años (40). Por extraño que parezca, el 22 por ciento de los republicanos tiene una opinión positiva de la propuesta.
Esa postura minoritaria del partido contrario a Barack Obama la confirmó Casey Pick, directora del Programa de Comunicación y Redes Sociales del Partido Republicano, quien conversó con el grupo de periodistas en Washington, en donde aseguró que al interior de su partido hay un sector que apoya la idea de que las personas homosexuales “puedan unirse legalmente” y acceder a derechos que gozan las parejas heterosexuales. Para su partido, dijo, no existe preocupación sobre el llamado voto rosa, ya que “los votantes LGBT en Estados Unidos no son una fuerza significativa”, pues representan entre 3 y 4 por ciento, del electorado, es decir, “alrededor de 4 millones de votos”.
A pesar de ello, explicó la joven política: “nuestro partido no desea que no tengan derechos… Queremos que se les respete como a cualquier ciudadano de los Estados Unidos”.
Por otro lado, una visión más extrema fue la de Brian S. Brown, presidente de la Asociación Nacional para el Matrimonio (NOM), una organización que ha emprendido grandes campañas en contra del matrimonio homosexual con el propósito de que los 44 estados de la Unión que no han legislado a favor de “leyes progay”, pongan candados a posibles avances que favorezcan las uniones entre personas del mismo sexo.
El activista criticó a empresas como Google, Mac y Starbucks, que han apoyado campañas a favor del matrimonio LGBT. A pesar de todos esos apoyos, dijo, “el presidente Obama está contribuyendo a que sólo pueda ser presidente de Estados Unidos por una vez, ya que en la nación que gobierna el matrimonio es, por definición, la unión de un hombre y una mujer”.
La apuesta de Obama
No obstante el vaticinio de Brown, el termómetro electoral de Gallup se elevó a poco más de un año de que el presidente Obama tomara una de las decisiones más contundentes de apoyo al tema LGBT, que fue abolir la ley que prohibía a los soldados declarar su homosexualidad en el entorno de las fuerzas armadas. Aquel 23 de diciembre de 2010, Obama dijo sentirse orgulloso de acabar con la norma Don’t ask, don’t tell (No preguntes, no digas), que fue promulgada en 1993. “El valor y el sacrificio no es limitado por la orientación sexual, como no lo es por la raza, el género, la religión o el credo”.
Antes de ese momento decisivo, en la elección de 2008, la postura del entonces candidato era diferente, pues no consideraba conveniente que a estas uniones se les llamara “matrimonio”. A decir de activistas de Heritage of Pride, asociación que organiza la marcha LGBT de Nueva York, esa actitud fue “prudente” por parte de Barack Obama: “sabíamos que apoyaba una de nuestras principales demandas, pero por estrategia política debía tener un discurso mesurado”. Hoy en día, ha dicho Obama, su postura “ha evolucionado” y ahora considera que “las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”.
El manejo del tema del presidente Obama ha mandado un mensaje contundente al electorado estadounidense, y en particular a los ciudadanos LGBT, que a decir de Chistian Berle, Director Ejecutivo Adjunto del partido Republicano, “no votan por cuestiones ideológicas, sino por resultados económicos que beneficien sus bolsillos”.
Esa opinión también la tuvieron en algún momento los integrantes de Heritage of Pride, aunque dudaron que se mantuviera de esa forma, como ha sucedido en el pasado, ya que el electorado LGBT, si bien puede ser conservador en algunos sectores, “ha sido muy escuchado por toda la administración Obama, lo que puede romper la norma en esta ocasión”.
Pese a las opiniones de los republicanos “liberales”, Obama ha reforzado un mensaje en sus discursos, que a decir de grupos que luchan por los derechos LGBT, sí han llamado la atención de quienes están de acuerdo en esta defensa. Tal es el caso del capítulo PFLAG Filadelfia (Parientes, Familias y Amigos de Gays y Lesbianas), quienes manifestaron su simpatía hacia el mandatario por la “honestidad y apertura” en un tema que antes, dijeron, “no había sido mencionado desde la Casa Blanca”.
Reunidos con los periodistas extranjeros, padres y madres activistas dieron cifras sobre lo que significa que sus hijos e hijas no tengan derechos. Dorothy y su esposo Dan mostraron datos públicos de la Oficina de Contabilidad General de Estados Unidos que ha ubicado que existen más de mil 100 derechos y protecciones que les son conferidos a los ciudadanos estadunidenses casados a través de leyes federales, que incluyen, entre otros, beneficios de la seguridad social, beneficios para veteranos, seguro médico, impuestos a la propiedad, ahorros de retiro, pensiones, vacaciones familiares, herencia y leyes favorables en inmigración: “las parejas gays no pueden acceder a todo eso, aun cuando son estadunidenses que aman a su país y dan la vida por él… es injusto ¿no?”, sentenció Dorothy.
De ahí que PFLAG se ha adherido a la propuesta de Obama de homologar derechos para las parejas homosexuales a través de una Ley Federal, pues lejos de pensar que en Estados Unidos la situación es buena: “la realidad es que en algunos estados se excluye a los jóvenes gays de las escuelas, las familias los lanzan a la calle y en ocasiones han sido asesinados por su orientación sexual”.
Por una política de Estado
Michael H. Posner, encargado de la Oficina sobre Democracia del Departamento de Estado, explicó que Estados Unidos se está esforzando por “dejar atrás los prejuicios del pasado”, por lo que ha impulsado en los últimos años una participación activa respecto al tema LGBT, tanto en su política interna como en foros internacionales y en sus embajadas; por ejemplo, dijo, “se ha instruido apertura y colaboración con países abiertos a cambios culturales”, además de tener una “actitud sensible” al tema de refugio político por motivos de orientación sexual.
El funcionario federal destacó el papel de su país en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, donde la secretaria de Estado, Hilary Clinton, pronunció un discurso en diciembre de 2011 que marcaría la política de Estados Unidos frente al tema LGBT, tanto a nivel interno como en el exterior, contra la violencia hacia las personas homosexuales. Asimismo, informó de algunos fondos que se han canalizado a grupos que defienden los derechos humanos en regiones donde se criminaliza la homosexualidad.
A ese respecto, la periodista de Uganda, Patience Akumu, indagó sobre la influencia de sectores conservadores de Estados Unidos en su país, ya que la agenda de derechos humanos puede ser una especie de “nuevo colonialismo” sobre temas que en otros lugares tienen significados diferentes a Occidente. Una de las respuestas a esa inquietud la dio Daniel B. Baer, Secretario Adjunto de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, quien explicó que el trabajo conjunto del gobierno de Barack Obama va en un sentido de colaboración y apoyo, no de imponer una política.
Aunque reconoció que se tiene información de que “estadunidenses individuales han influido en la política pública de Uganda contra la homosexualidad por sus propias razones egoístas”. Sin mencionarlas, el funcionario se estaba refiriendo a iglesias evangélicas de Estados Unidos que han apoyando un proyecto de ley contra la homosexualidad, dando apoyo financiero a los vocales anti-gay pertenecientes a iglesias y alimentando la homofobia en el país africano.
El grupo de periodistas también fue invitado a visitar el Centro Ali Forner, en Queens, Nueva York, en donde jóvenes indigentes relataron algunas vivencias como púberes y jóvenes LGBT en el país más rico del mundo, una realidad que no dista de la que se vive en los países de origen de los y las comunicadores invitados.
Por Antonio Medina – (Notiese)
*Publicado en el número 195 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 4 de octubre de 2012
Queens & Kings